viernes, 19 de agosto de 2016

ARQUITECTURA ENRAIZADA AL FENÓMENO VIVIENTE

1/  Urge entender para atender la problemática ecológica-social.                   En el comienzo del tercer milenio de  historia occidental, con disposición de extraordinario bagaje institucional y tecnológico, adquiere prioridad el tratamiento de múltiples y crecientes acciones humanas causantes de la problemática ecológica-social padecida. La misma –comúnmente rotulada “ambiental”- manifestada en alteraciones climáticas, hidrológicas y geológicas, pone en riesgo el equilibrio inestable de ecosistemas sustentantes del fenómeno viviente, compartido en interdependencia por nuestra especie con millones de otras especies.
2/ Actividades humanas desarrolladas en obras edilicio-infraestructurales.                          La problemática ecológica-social tiene origen en actividades humanas  generadoras de despilfarro energético y contaminación del aire, agua y suelo. Además, las obras edilicio-infraestructurales –incumbencia primaria de profesionales de Arquitectura e Ingeniería Civil- donde las actividades se desarrollan, alcanzan un peso de materiales estimado en 2.500 kg/m2, que representa no menos del 50% de:   i) insumos extraídos de la litosfera; y ii) CO2 producido en su industrialización y emitido a la atmósfera. 
3/  Megalópolis contemporánea, extrema manifestación de incultura.                                         El escenario mas absurdo del disloque se manifiesta en las megalópolis contemporáneas, que dejaron de ser ciudades -cuna de cultura, civismo y civilización- pasando a conformar conglomerados fuera de escala, contaminantes, disfuncionales, antieconómicos, inseguros, derrochadores energéticos, incompatibles con valores ecológicos, sociales y éticos.  En Latinoamérica, son exponentes de degradación: “Ciudad” de México, Sao Paulo y Buenos Aires con 14 millones de habitantes.
4/  Causales atribuibles al equivocado rol humano en la naturaleza.               La corrección y supresión de  comunes anomalías cotidianas exige evaluar causales, conducentes al rol de nuestra especie en la vida terrestre -de la cual somos parte “por decisión ajena y lapso transitorio”- en la contextualidad del sistema solar y  cósmica.  La degradación desencadenada obliga a la cabal interpretación del proceso espacio-temporal de evolución terrestre, que  se remonta a complejas interacciones orgánico-telúricas desde 4.600 millones de años atrás.
5/ Contextualidad de interacciones energéticas en equilibrio inestable.                                             Aunque la hipótesis “panspermia” plantea que la materia orgánica  llegó a la Tierra desde el Cosmos, prevalece la hipótesis que la vida evolucionó  por interacciones energéticas de moléculas con capacidad de hacer copias de sí misma. Conformándose cadenas de proteínas, ácidos nucleídos, etc, a partir de energía de volcanes, rayos y radiación ultravioleta. Hace 3.000 ma. las moléculas heterótrofas adoptaron la luz solar   –proceso de fotosíntesis- como fuente de energía,  consumiendo CO2 y agua, produciendo carbohidratos con deshecho de oxígeno y conformando la atmósfera.
6/ Extinciones en la biodiversidad y transformaciones continentales.              En la biodiversidad acontecieron extinciones, que llegaron a suprimir  hasta el 95% de las especies existentes, reconociéndose como grandes extinciones las de hace:  440 ma; 416 ma; 251 ma;  210 ma;  65 ma; y 100.000 años atrás. Además, la energía vital se condicionó a transformaciones en la conformación de territorios continentales y extensiones oceánicas.
7/ Resguardo de la interdependencia: habitantes-habitabilidad-hábitat.         En el proceso espacio-temporal del fenómeno viviente prevalece la interacción energética entre los habitantes de las múltiples y diversas especies, creando condiciones de habitabilidad en el soporte eco-sistémico terrestre, que pasa a comportarse como apropiado hábitat condicionante de las especies. Por lo tanto, es primerísima condición de la vida resguardar la interdependencia  habitantes-habitabilidad-hábitat, por sobre toda otra tendencia de los seres humanos y no-humanos.
8/ Posicionamiento eco-céntrico para la concepción arquitectónica.               El término “ecología”  proviene del griego oikos: casa y logos: conocimiento.  No se acota a la vivienda ni a la genérica información cotidiana, sino abarca a las obras edilicio-infraestructurales donde se desarrollan las actividades humanas y al cúmulo de saber sobre la vida terrestre en el cosmos. En la actualidad,  la concepción arquitectónica e ingenieril debiera pasar a ser fruto de  posicionamientos eco-céntricos, a fin de asegurar que insumos materiales y tecnologías constitutivas sean compatibles con el fenómeno viviente y nunca degradantes del mismo.
9/ Concepción del hábitat humano  enraizado al hábitat de la naturaleza.                                  Si bien no hay que dejar de valorar manifestaciones arquitectónicas del pasado, legado del  pensamiento homocéntrico que concibe a la naturaleza  como  mero recurso; hoy es necesario que las generaciones de nuevos arquitectos e ingenieros civiles asuman  la naturaleza como reservorio viviente  y preserven sus vitales  ecosistemas. Lo que conlleva a concebir y construir la obra edilicio-infraestructural como hábitat humano enraizado a la naturaleza.
10/ Investigación interdisciplinaria para la construcción sostenible.              Es preciso emprender  desde la institución universitaria la investigación orientada a la producción de nuevos materiales de construcción, cuyo proceso de elaboración minimice sensiblemente el gasto energético y la contaminación ambiental. Ello requiere la  actuación protagónica de profesionales capacitados en Química, Física e Ingeniería Industrial, debidamente consubstanciados de la necesidad de  superar con propuestas holísticas la problemática ecológica-social.





-AUTOR : Vicente Speranza
-BUENOS AIRES ; Marzo del 2012




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